Relación entre Cambio ​Climáti​co y Racismo

Por: Wisthon Abadía Mosquera

Antropólogo ecologista antirracista



Fotografía: Murcy y​ Alex Rufino

¿Qué relación hay entre el cambio ​climático y el racismo?

Aunque no sea evidente para muchas personas, el racismo tiene ​implicaciones trascendentales sobre a la vulnerabilidad, la ​adaptación y la mitigación del cambio climático en las ​comunidades étnicas.


Veamos.


El racismo estructural ha configurado una serie de inequidades e ​injusticias sociales que se revelan en bajos niveles de educación, ​amplias barreras de acceso a servicios de salud, internet, energía ​permanente, agua potable, entre otros. Esas condiciones son ​agenciadas por una necropolítica que hace uso del poder social y ​político para controlar cómo y quiénes, viven y mueren. En el caso ​de América Latina, estas políticas de muerte han implicado, el ​desarrollo de estrategias de hacer morir y dejar morir a las personas ​que habitan en los territorios de comunidades étnicas.




Colombia

La situación de Colombia es un buen ejemplo de lo dicho anteriormente. ​Según datos del DANE sobre pobreza multidimensional para 2023 (Ver aquí.), ​en su análisis sobre las diferencias entre grupos racializados y grupos no ​racializados en 15 variables, agrupadas en 5 dimensiones: (1)condiciones ​educativas, (2) condiciones de la niñez y la juventud, (3)trabajo, (4)salud y ​(5)condiciones de vivienda y servicios públicos; en comparación con el total ​nacional, la población afrodescendiente duplica el porcentaje de personas que ​viven en condición de pobreza multidimensional; situación que es peor para ​las personas indígenas que, triplican porcentualmente este dato. Se puede ​inferir que, ser una persona afrodescendiente duplica las posibilidades de ​vivir en condiciones de pobreza multidimensional y, ser indígena las ​triplica. Esto quiere decir que uno de cada tres indígenas tiene deficiencia de ​acceso a educación ¾analfabeta o con bajo nivel educativo¾, no tiene acceso ​a agua potable, está desempleado o no tiene trabajo formal, no accede ​adecuadamente a servicios de salud, vive en hacinamiento o en viviendas ​inseguras.




En esas condiciones, las ​comunidades étnicas son muy ​vulnerables ante los cambios ​extremos del clima y en general ​al cambio climático. En especial ​porque:

1. Dependencia del estado de los ecosistemas y ​los servicios ecosistémicos:


La mayoría de las familias en estos territorios depende de la ​agricultura, la pesca y cría de especies menores, tres actividades ​directamente dependientes del estado de los ecosistemas y ​altamente vulnerables a inundaciones y sequías, que pueden ​implicar la perdida de los cultivos, la disminución de recursos ​pesqueros y el ahogamiento de los animales de cría.

Adicionalmente cuando acceden a préstamos bancarios para ​fortalecer sus unidades productivas y, pierden los cultivos por ​inundaciones o sequías extremas, deben enfrentar el aumento ​de las deudas por el incremento de intereses, a lo que se suman ​las dificultades económicas para reestablecer los cultivos y ​garantizar la seguridad alimentaria de sus familias.


En estos mismos términos, las mujeres y las niñas reciben de ​manera específica impactos adicionales, por ser comúnmente ​las responsables del cuidado de los niños y adultos mayores, ​además de la preparación de alimentos y el abastecimiento de ​agua. En épocas de sequías extremas generalmente las mujeres ​y las niñas deben invertir mayor esfuerzo para obtener y cargar ​el agua de zonas más distantes, además son las responsables de ​administrar el racionamiento del recurso hídrico para garantizar ​la alimentación y la higiene de adultos mayores, personas ​enfermas y otros niños más pequeños.



2. Presencia diferenciada del Estado:


1.debido a la presencia diferenciada del Estado, ¾que se ​caracteriza por una fuerte presencia armada y la carencia de ​programabas de bienestar social¾ es común que estas ​comunidades no cuenten con sistemas de alerta temprana ​que les permita anticiparse para mitigar los impactos del ​cambio climático, como vendavales, avalanchas e incendios; ​así como tampoco cuentan con los equipos, recursos técnicos, ​infraestructura ni la organización necesaria para atender a las ​familias en los eventos de desastres naturales, como camillas, ​centros de salud, personal médico, equipo sanitario o ​albergues, por lo tanto tienen mayor vulnerabilidad y sufren ​mayores impactos en términos de morbilidad y mortalidad.



3. Subrepresentación en espacios de toma de ​decisiones:


1.Un tercer asunto importante, es que estas comunidades ​son quienes menos tienen representación en espacios de ​toma de decisiones en los que se define la planeación de ​prioridades y la financiación de actividades enfocadas en la ​mitigación y la adaptación al cambio climático, por lo que ​sus saberes y sus territorios son generalmente excluidos de ​las intervenciones priorizadas por gobiernos locales, ​regionales, nacionales e internacionales.


Esta subrepresentación viabiliza la puesta en marcha de ​políticas y estrategias de conservación ambiental y ​mitigación del cambio climático que, desfavorecen las ​condiciones de vida de las comunidades cuando limitan el ​acceso a servicios ecosistémicos como el aprovechamiento ​forestal, la cacería o la pesca. Así, ese tipo de intervenciones ​políticas no solo empeoran las condiciones de vida de las ​personas en sus territorios, también vulneran los sistemas de ​gobierno propio de las comunidades étnicas, desconocen las ​relaciones ontológicas establecidas entre ellas y la ​naturaleza y, se convierten en estrategias punitivistas que ​criminalizan a las comunidades por hacer uso y ​aprovechamiento de los recursos naturales.




‘‘...las comunidades étnicas ​tienen importantes barreras ​para acceder a financiación por ​parte de entidades bancarias; ​entre otras cosas, por la ​discriminación racial...’’


4. Desfinanciación:



Asociado a lo anterior, las comunidades étnicas tienen ​importantes barreras para acceder a financiación por parte de ​entidades bancarias; entre otras cosas, por la discriminación ​racial que les ha mantenido en una condición de subordinación ​dentro del sistema económico, lo que les ha imposibilitado el ​flujo financiero que serviría como garantía para los préstamos ​bancarios. Por otra parte, las cualidades jurídicas de los ​territorios colectivos de comunidades negras y resguardos ​indígenas hacen imposible embargar o pignorar la tierra de la ​que han venido haciendo uso tradicional, lo que deja sin ​respaldo económico a las comunidades ante el sistema ​bancario. Esa situación hace que para las comunidades sea ​inviable acceder a los prestamos bancarios necesarios para ​gestionar iniciativas económicas sostenibles que ayuden a ​reducir la dependencia a los servicios ecosistémicos o para ​autogestionar las transiciones energéticas y ecológicas que se ​requieren.





Por estas y otras razones como el mal estado de vías de acceso, la vulnerabilidad económica y la falta de información y formación ​alrededor del cambio climático y sus impactos; las comunidades racializadas son más vulnerables y sufren mayores consecuencias ​ante los eventos extremos de cambio climático, que cada vez y con mayor frecuencia están causando desplazamientos forzados. ​Esto es sumamente preocupante, en especial en países como Colombia.


A finales de 2023, prácticamente tres de cada cuatro personas desplazadas vivían en países altamente expuestos a peligros ​relacionados con el cambio climático. (Ver aquí).


Según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (2023), Colombia es uno de los países con mayor población desplazada ​forzosamente en el mundo y el primero en el continente, a lo que se le suman niveles de peligro entre Alto y Severo por cambio ​climático.

















Datos y gráfico por © ACNUR

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En resumen, necesitamos enfrentar el racismo para ​enfrentar el cambio climático y sus impactos, de lo ​contrario los eventos extremos de variabilidad ​climática van empeorar las condiciones de injusticia ​producidas por el racismo estructural sobre los ​territorios de comunidades racializadas. Esta ​urgencia requiere que trabajemos intersectorial e ​interseccionalmente por lograr justicia en todas sus ​dimensiones, en especial justicia social, epistémica, ​cognitiva y por supuesto climática; un reto que ​cobra mayor relevancia para un país como ​Colombia que tiene como proyecto colectivo la ​construcción de paz.


Wisthon Abadía Mosquera, Equipo Heliotropia.